Las camisetas del mundo
Los clubes de barrio, de pueblo. La camiseta del club Guadalupe de San Jorge, como ejemplo de otras camisetas, otros colores, otros sueños y luchas.
Por Mariano Saravia
Cerramos un año maravilloso para el fútbol argentino y quiero contarles la historia de una camiseta muy especial.
San Jorge es un pueblo de Santa Fe, cerca del límite con Córdoba y de San Francisco. Decirle pueblo a San Jorge es como se les dice cariñosamente a las ciudades chicas, pero en realidad tiene 25 mil habitantes, así que es una ciudad pujante y hermosa.
En la foto tengo estoy con tres camisetas de San Jorge que me llegaron ayer, regalo de mi gran amigo Eduardo «Patín» Testa.
Las camisetas que tengo en las manos son de los dos clubes históricos del pueblo: La Emilia y San Jorge.
Pero de la que quiero hablar es de la que tengo puesta, que es la roja y negra del Club Atlético Juventud Guadalupe.
El club más joven de la Argentina (o uno de los más jóvenes), acaba de cumplir 15 años de vida.
Empezó en el 2007 con 15 jugadores y hoy tiene casi 300.
Está en una barriada popular de San Jorge, una zona agrícola y ganadera muy pujante de Santa Fe.
Pero también ahí hay problemas, hay carencias, hay flagelos como en todos lados, y ahí está el Club Guadalupe, con su fundador Darío Cinquini y un puñado más de personas comunes que se ponen el saco de dirigentes y se cargan al hombro la tarea.
Ahí están ellos para contener, para formar a niños que más tarde van a ser futbolistas.
En este club se formó durante tres años (desde los 14 hasta los 17) Emiliano Sala, que luego jugó en distintos clubes de Francia, el último el Nantes. Cuando viajaba en enero de 2019 a Cardiff para incorporarse a la Premier League, su avión cayó en el Canal de la Mancha y murió él y toda la tripulación.
Como una mueca del destino (trágica pero tierna al mismo tiempo), el Guadalupe está por recibir un dinero de aquella transferencia. Pareciera que la gratitud de Emiliano para con «su» club, traspasara los límites de la vida y de la muerte.
Este 2022 será recordado para siempre por la tercera copa del mundo que ganó Argentina. Una explosión de alegría popular que aún nos dura.
Lo que quizá no sean tan recordados son los nombres de los clubes de barrio, de pueblo, adonde se formaron los campeones del mundo.
Club Abanderado Grandoli, Club El Torito, San Lorenzo de Barrio Las Flores. ¿Te suenan?
Son los clubes donde siendo niños, se calzaron por primera vez unos botines Leo Messi, Ángel Di María y el Cuti Romero.
Sólo tres ejemplos de una lista de 26 campeones del mundo, que remiten a 26 clubes chiquitos, humildes.
¿Te sonaban esos nombres? Quizá no. Pero son importantes como Ñuls, Central, Belgrano, el PSG, Juventus o el Tottenham.
El fundador de Guadalupe, Pichi, como le dicen a Cinquini en el pueblo, lo deja bien clarito: «Lo que hacemos los clubes de pueblo es intentar darles a todos la misma oportunidad. Creemos que en las periferias no sólo están los mejores futbolistas y boxeadores, sino que pueden estar también los mejores médicos, los mejores ingenieros y los mejores periodistas».
Guadalupe tiene hoy en la Selección Argentina Sub 20 a Julián Romero, un chico de 19 años que juega de delantero y deslumbra en las inferiores de Independiente de Avellaneda. ¿Quién te dice que en el mundial 2026 no nos de la cuarta copa?
Mientras tanto, Guadalupe seguirá pacientemente y silenciosamente formando seres humanos, que cuanto mejor sean, mejores grupos y planteles formarán. Y como ya lo explicara alguna vez Dolina: uno juega mejor con los amigos. Esa fue quizá una de las claves del mundial que ganamos: el espíritu de equipo que logró este plantel con este cuerpo técnico.
«Teníamos un chico al que le decían Pony, porque el pibe no tenía ni bici para venir a entrenar, así que venía en su pony, que era lo único que tenía», cuenta el Pichi.
Y concluye a modo de reflexión: «Los clubes pequeños son los que los descubren, los rescatan, les dan de comer, los cobijan, los contienen, y los forman como jugadores y como personas. Después viene un representante, un club profesional y se lo lleva».
Te quería contar esta historia, la de la camiseta del Guadalupe, como ejemplo de otras camisetas, otros colores, otros sueños y luchas. Al menos, lo sepamos. Al menos, recordemos a estos clubes de barrio, de pueblo. Así como el mar se forma de infinidad de gotas, una gran historia, como la del Mundial 2022, se forma de infinidad de historias pequeñas, pero enormes.