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Duro comunicado de la iglesia católica: «En nuestra patria nadie debería pasar hambre»

La Conferencia Episcopal Argentina publicó hoy una durísima carta titulada «El pedido del pan de cada día es un clamor de justicia», en el marco de casi dos meses sin ninguna entrega de alimentos o dinero desde la Nación a los comedores para los más pobres.

Con la firma de sus máximas autoridades, la Conferencia Episcopal Argentina emitió un durísimo documento para reclamar por la situación de los comedores comunitarios de todo el país. «En nuestra patria nadie debería pasar hambre, ya que es una tierra bendita de pan», reza el texto, que arranca con palabras de Jesús en Mateo: «Tuve hambre y me diste de comer». Alertan sobre la paz social «Si queremos trabajar por la paz social, tenemos que reconocer en primer lugar el valor del otro en cuanto otro, y su aporte al bien común».

La Conferencia Episcopal Argentina nuclea a los obispos católicos no retirados con cargo. Sus opiniones representan al clero católico a nivel nacional. La carta se publica mientras en la Capital Federal se emplaza la «Fila contra el hambre», organizada por la UTEP en respuesta al show montado por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, que expresó que la política pública contra el hambre iba a consistir en registrar una por una a las personas con hambre, para luego poner una mesita y sentarse en el jardín delantero de su ministerio.

El texto de la Conferencia Episcopal es políticamente intenso por varios de sus tramos:

 Reconoce a los pobres y a quienes van a comedores como trabajadores de la economía popular, que es lo que son: «Pensemos en los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los ladrilleros, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado y de servicio».

 Apunta directo al esfuerzo popular y al ajuste que está haciendo el gobierno: «una mamá puede privarse de tomar un colectivo y camina para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos. Es decir, la comida no puede ser una variable de ajuste».

• De forma ecuménica, pone en valor a todos los que llevan adelante la tarea y resalta lo hecho en el peor momento, la pandemia: «El tiempo de la pandemia nos enseñó el valor de la respuesta comunitaria organizada: unidos para curar, cuidar y compartir fue la consigna de ese tiempo. Se multiplicaron así, los comedores en nuestras parroquias, en las Iglesias evangélicas, entre los movimientos populares –especialmente en casa de vecinos que prestaron un lugar».

• Pone a la mujer en el centro de la escena: «Las grandes protagonistas fueron las mujeres. Cada una se acercó a la olla pensando no sólo en sus hijos, sino también en los de los de los vecinos, y así formaron comunidad, así formaron un pueblo que le hizo frente a un desafío inédito. Si queremos trabajar por la paz social, tenemos que reconocer en primer lugar el valor del otro en cuanto otro, y su aporte al bien común».

La ejecución del presupuesto 2024 muestra que el gobierno nacional devengó cero pesos en la división «alimentos para personas». El Ministerio de Capital Humano en lo que va del año ejecutó el 15,11% de su presupuesto, en su mayoría en «ayudas sociales y asignaciones familiares. También es cero la ejecución de transferencias a cooperativas e instituciones culturales y sociales para la atención de los más pobres.

En Argentina hay más de 41.000 comedores comunitarios donde reciben un almuerzo, una cena o una merienda unos 10 millones de personas, por día. En la ciudad de Santa Fe hay 170 comedores a los que asisten cerca de 50 mil santafesinos. Desde 2004, el Estado nacional enviaba dinero o camiones con alimentos a todas las organizaciones que sostienen esos comedores, en el marco del Programa de Asistencia Alimentaria.

En base a información de Pausa

Edición Postarosquín

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